Quizás una de las actividades más divertidas e intereresantes para los niños es irse de acampada a la playa o a la montaña. En la mayoría de los casos resulta sugerente, novedosa, divertida y como no, educativa.
Y como en cualquier otra actividad, es necesario planificar, buscar toda la información posible del lugar donde vamos a ir, y por supuesto, pensar en todo lo que vamos a necesitar.
Y aquí es donde entra en juego la mochila del verano. Ese objeto tan socorrido que nos ayuda a organizarnos cuando estamos lejos de casa.
Los niños, bajo la supervisión de un adulto, deben preparar sus mochilas porque así sabrán exactamente el lugar donde han colocado sus cosas. Primero, deben hacer una lista con lo necesario. Esta tarea puede resultar complicada la primera vez porque piensan que todo lo van a necesitar, pero ahí el adulto debe orientarlos y darles unas pautas de cómo hacerlo porque así servirá de entrenamiento para posteriores acampadas o salidas.
De una acampada se puede aprender que por supuesto, hay una parte divertida, lúdica, excitante, de aventura, pero también de resposabilidad y de obligaciones (hacer la mochila, recoger sus pertenencias, obedecer al adulto, comer lo que te ponga, levantarse a una hora, respetar y colaborar con las normas de la acampada...).
Y como no podía ser de otro modo, si hay alguna comida que nos acompañe en nuestras acampadas o salidas y que debe estar presente en nuestra mochila veraniega, es la tortilla. Os dejo las recetas de unas exquisitas tortillas de queso, jamón y patata, donde por supuesto, los más pequeños participarán en su elaboración.
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